Este blog, fue creado con profundo amor y está dedicado a los Mensajeros de Dios, la Hueste Angélica, que a cada momento de nuestra vida nos rodean, protegen y guían con su infinito Amor.-

27 de junio de 2015

27 DE JUNIO NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO

El icono original está en el altar mayor de la Iglesia de San Alfonso, muy cerca de la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.

El icono de la Virgen, pintado sobre madera, de 21 por 17 pulgadas, muestra a la Madre con el Niño Jesús. El Niño observa a dos ángeles que le muestran los instrumentos de su futura pasión. Se agarra fuerte con las dos manos de su Madre Santísima quien lo sostiene en sus brazos. El cuadro nos recuerda la maternidad divina de la Virgen y su cuidado por Jesús desde su concepción hasta su muerte. Hoy la Virgen cuida de todos sus hijos que a ella acuden con plena confianza.

Historia
En el siglo XV un comerciante acaudalado de la isla de Creta (en el Mar Mediterráneo) tenía la bella pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Era un hombre muy piadoso y devoto de la Virgen María.

Cómo habrá llegado a sus manos dicha pintura, no se sabe. ¿Se le habría confiado por razones de seguridad, para protegerla de los sarracenos? Lo cierto es que el mercader estaba resuelto a impedir que el cuadro de la Virgen se destruyera como tantos otros que ya habían corrido con esa suerte.

Por protección, el mercader decidió llevar la pintura a Italia. Empacó sus pertenencias, arregló su negocio y abordó un navío dirigiéndose a Roma. En ruta se desató una violenta tormenta y todos a bordo esperaban lo peor. El comerciante tomó el cuadro de Nuestra Señora, lo sostuvo en lo alto, y pidió socorro. La Santísima Virgen respondió a su oración con un milagro. El mar se calmó y la embarcación llegó a salvo al puerto de Roma.

Tenía el mercader un amigo muy querido en la ciudad de Roma así que decidió pasar un rato con él antes de seguir adelante. Con gran alegría le mostró el cuadro y le dijo que algún día el mundo entero le rendiría homenaje a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

Pasado un tiempo, el mercader se enfermó de gravedad. Al sentir que sus días estaban contados, llamó a su amigo a su lecho y le rogó que le prometiera que, después de su muerte, colocaría la pintura de la Virgen en una iglesia digna o ilustre para que fuera venerada públicamente. El amigo accedió a la promesa pero no la llegó a cumplir por complacer a su esposa que se había encariñado con la imagen.

Pero la Divina Providencia no había llevado la pintura a Roma para que fuese propiedad de una familia sino para que fuera venerada por todo el mundo, tal y como había profetizado el mercader. Nuestra Señora se le apareció al hombre en tres ocasiones, diciéndole que debía poner la pintura en una iglesia, de lo contrario, algo terrible sucedería. El hombre discutió con su esposa para cumplir con la Virgen, pero ella se le burló, diciéndole que era un visionario. El hombre temió disgustar a su esposa, por lo que las cosas quedaron igual. Nuestra Señora, por fin, se le volvió a aparecer y le dijo que, para que su pintura saliera de esa casa, él tendría que irse primero. De repente el hombre se puso gravemente enfermo y en pocos días murió. La esposa estaba muy apegada a la pintura y trató de convencerse a sí misma de que estaría más protegida en su propia casa. Así, día a día, fue aplazando el deshacerse de la imagen. Un día, su hijita de seis años vino hacia ella apresurada con la noticia de que una hermosa y resplandeciente Señora se le había aparecido mientras estaba mirando la pintura. La Señora le había dicho que le dijera a su madre y a su abuelo que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro deseaba ser puesta en una iglesia.

Se encontraba la viuda preguntándose en qué iglesia debería poner la pintura, cuando el cielo mismo le respondió. Volvió a aparecérsele la Virgen a la niña y le dijo que le dijera a su madre que quería que la pintura fuera colocada en la iglesia que queda entre la basílica de Sta. María la Mayor y la de S. Juan de Letrán. Esa iglesia era la de S. Mateo, el Apóstol.

La señora se apresuró a entrevistarse con el superior de los Agustinos quienes eran los encargados de la iglesia. Ella le informó acerca de todas las circunstancias relacionadas con el cuadro.

La pintura fue llevada a la iglesia en procesión solemne el 27 de marzo de 1499. En el camino de la residencia de la viuda hacia la iglesia, un hombre tocó la pintura y le fue devuelto el uso de un brazo que tenía paralizado.

Colgaron la pintura sobre el altar mayor de la iglesia, en donde permaneció casi trescientos años. Amado y venerado por todos los de Roma como una pintura verdaderamente milagrosa, sirvió como medio de incontables milagros, curaciones y gracias.

En 1798, Napoleón y su ejército francés tomaron la ciudad de Roma. Y destruyó treinta iglesias, entre ellas la de San Mateo, la cual quedó completamente arrasada. Junto con la iglesia, se perdieron muchas reliquias y estatuas venerables, pero uno de los Padres Agustinos, logró a tiempo, llevarse secretamente el cuadro.

Cuando el Papa, que había sido prisionero de Napoleón, regresó a Roma, le dio a los agustinos el monasterio de San. Eusebio y después la casa y la iglesia de Santa María en Posterula.

Una pintura famosa de Nuestra Señora de la Gracia estaba ya colocada en dicha iglesia por lo que la pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fue puesta en la capilla privada de los Padres Agustinos, en Posterula. Allí permaneció sesenta y cuatro años, casi olvidada.

Mientras tanto, a instancias del Papa, el Superior General de los Redentoristas, estableció su sede principal en Roma donde construyeron un monasterio y la iglesia de San Alfonso. Uno de los Padres, el historiador de la casa, realizó un estudio acerca del sector de Roma en que vivían. En sus investigaciones, se encontró con múltiples referencias a la vieja Iglesia de San Mateo y a la pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

Un día decidió contarle a sus hermanos sacerdotes sobre sus investigaciones: La iglesia actual de San Alfonso estaba construida sobre las ruinas de la de San Mateo en la que, durante siglos, había sido venerada, públicamente, una pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Entre los que escuchaban, se encontraba el Padre Michael Marchi, el cual se acordaba de haber servido muchas veces en la Misa de la capilla de los Agustinos de Posterula cuando era niño. Ahí en la capilla, había visto la pintura milagrosa. Un viejo hermano lego que había vivido en San Mateo, y a quien había visitado a menudo, le había contado muchas veces relatos acerca de los milagros de Nuestra Señora y solía añadir: "Ten presente, Michael, que Nuestra Señora de San Mateo es la de la capilla privada. No lo olvides". El Padre Michael les relató todo lo que había oído de aquel hermano lego.

Por medio de este incidente los Redentoristas supieron de la existencia de la pintura, no obstante, ignoraban su historia y el deseo expreso de la Virgen de ser honrada públicamente en la iglesia.

Ese mismo año, a través del sermón inspirado de un jesuita acerca de la antigua pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, conocieron los Redentoristas la historia de la pintura y del deseo de la Virgen de que esta imagen suya fuera venerada entre la Iglesia de Santa María la Mayor y la de San Juan de Letrán.

El santo Jesuita había lamentado el hecho de que el cuadro, que había sido tan famoso por milagros y curaciones, hubiera desaparecido sin revelar ninguna señal sobrenatural durante los últimos sesenta años. A él le pareció que se debía a que ya no estaba expuesto públicamente para ser venerado por los fieles. Les imploró a sus oyentes que, si alguno sabía dónde se hallaba la pintura, le informaran al dueño lo que deseaba la Virgen.

Los Padres Redentoristas soñaban con ver que el milagroso cuadro fuera nuevamente expuesto a la veneración pública y que, de ser posible, sucediera en su propia Iglesia de San Alfonso. Así que instaron a su Superior General para que tratara de conseguir el famoso cuadro para su Iglesia. Después de un tiempo de reflexión, decidió solicitarle la pintura al Santo Padre, el Papa Pío IX. Le narró la historia de la milagrosa imagen y sometió su petición.

El Santo Padre escuchó con atención. Él amaba dulcemente a la Santísima Virgen y le alegraba que fuera honrada. Sacó su pluma y escribió su deseo de que el cuadro milagroso de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuera devuelto a la Iglesia entre Santa María la Mayor y San Juan de Letrán. También encargó a los Redentoristas de que hicieran que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuera conocida en todas partes.

Aparece y se venera, por fin, el cuadro de Nuestra Señora

Ninguno de los Agustinos de ese tiempo había conocido la Iglesia de San Mateo. Una vez que supieron la historia y el deseo del Santo Padre, gustosos complacieron a Nuestra Señora. Habían sido sus custodios y ahora se la devolverían al mundo bajo la tutela de otros custodios. Todo había sido planeado por la Divina Providencia en una forma verdaderamente extraordinaria.

A petición del Santo Padre, los Redentoristas obsequiaron a los Agustinos una linda pintura que serviría para reemplazar a la milagrosa.

La imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fue llevado en procesión solemne a lo largo de las vistosas y alegres calles de Roma antes de ser colocado sobre el altar, construido especialmente para su veneración en la Iglesia de San Alfonso. La dicha del pueblo romano era evidente. El entusiasmo de las veinte mil personas que se agolparon en las calles llenas de flores para la procesión dio testimonio de la profunda devoción hacia la Madre de Dios

A toda hora del día, se podía ver un número de personas de toda clase delante de la pintura, implorándole a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro que escuchara sus oraciones y que les alcanzara misericordia. Se reportaron diariamente muchos milagros y gracias.

Hoy en día, la devoción a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se ha difundido por todo el mundo. Se han construido iglesias y santuarios en su honor, y se han establecido archicofradías. Su retrato es conocido y amado en todas partes.

PATRONA DE HAITÍ

Teniendo esta advocación mariana como patrona de su congregación, los Padres Redentoristas la llevaron a sus misiones en Haití.
Allí se le edificó un santuario en Béle-Aire, cerca de Puerto Príncipe.
En 1883 una terrible epidemia de viruela azotaba el país. Los devotos acudieron a la Virgen del Perpetuo Socorro y le hicieron una novena. La epidemia cesó milagrosamente y se decidió nombrarla patrona del país.

En 1993 se celebró con gran regocijo el centenario del milagro y del nombramiento de la Virgen como patrona. El Papa Juan Pablo II visitó Haití para esta celebración y puso al país bajo el amparo de la Virgen del Perpetuo Socorro.

Los Haitianos también tienen gran devoción a la Virgen de la Asunción.

SIGNOS DE LA IMAGEN DE NUESTRA MADRE DEL PERPETUO SOCORRO (conocida en Oriente Bizantino como el icono de la Madre de Dios de la Pasión)

Aunque su origen es incierto, se estima que el retrato fue pintado durante el decimotercero o decimocuarto siglo. El icono parece ser copia de una famosa pintura de Nuestra Señora que fuera, según la tradición, pintada por el mismo San Lucas.

La original se veneraba en Constantinopla por siglos como una pintura milagrosa pero fue destruida en 1453 por los Turcos cuando capturaron la ciudad.

Fue pintado en un estilo plano característico de iconos y tiene una calidad primitiva. Todas las letras son griegas. Las iniciales al lado de la corona de la Madre la identifican como la “Madre de Dios”. Las iniciales al lado del Niño “ICXC” significan “Jesucristo”. Las letras griegas en la aureola del Niño: owu significan “El que es”, mientras las tres estrellas sobre la cabeza y los hombros de María santísima indican su virginidad antes del parto, en el parto y después del parto.

Las letras más pequeñas identifican al ángel a la izquierda como “San Miguel Arcángel”; el arcángel sostiene la lanza y la caña con la esponja empapada de vinagre, instrumentos de la pasión de Cristo. El ángel a la derecha es identificado como “San Gabriel Arcángel”, sostiene la cruz y los clavos. Nótese que los ángeles no tocan los instrumentos de la pasión con las manos, sino con el paño que los cubre.

Cuando este retrato fue pintado, no era común pintar aureolas. Por esta razón el artista redondeó la cabeza y el velo de la Madre para indicar su santidad. Las halos y coronas doradas fueron añadidas mucho después. El fondo dorado, símbolo de la luz eterna da realce a los colores más bien vivos de las vestiduras.

Para la Virgen el maforion (velo-manto) es de color púrpura, signo de la divinidad a la que ella se ha unido excepcionalmente, mientras que el traje es azul, indicación de su humanidad. En este retrato la Madona está fuera de proporción con el tamaño de su Hijo porque es -María- a quien el artista quiso enfatizar.

Los encantos del retrato son muchos, desde la ingenuidad del artista, quien quiso asegurarse que la identidad de cada uno de los sujetos se conociera, hasta la sandalia que cuelga del pie del Niño. El Niño divino, siempre con esa expresión de madurez que conviene a un Dios eterno en su pequeño rostro, está vestido como solían hacerlo en la antigüedad los nobles y filósofos: túnica ceñida por un cinturón y manto echado al hombro. El pequeño Jesús tiene en el rostro una expresión de temor y con las dos manitas aprieta la derecha de su Madre, que mira ante sí con actitud recogida y pensativa, como si estuviera recordando en su corazón la dolorosa profecía que le hiciera Simeón, el misterioso plan de la redención, cuyo siervo sufriente ya había presentado Isaías.

En su doble denominación, esta bella imagen de la Virgen nos recuerda el centralismo salvífico de la pasión de Cristo y de María y al mismo tiempo la socorredora bondad de la Madre de Dios y nuestra.

En nuestro país El Santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y San Alfonso se encuentra en el barrio El Reducto, a pocas cuadras de la Avenida Agraciada, siendo más conocida como la Parroquia Tapes.-






25 de junio de 2015

25 DE JUNIO REINA DE LA PAZ

Durante casi 30 años en Medjugorje, una ciudad de Bosnia-Herzegovina, seis videntes afirman que la Santísima Virgen, la “Gospa”, se les aparece todos los días, desde el 24 de junio de 1981.
Vicka Ivankovic, Marija Pavlovic e Ivan Dragicevic aún la ven diariamente, en cambio Ivanka Ivankovic, Mirjana Dragicevic y Jacov Colo, la ven una vez al año,
Ivanka en el aniversario de las apariciones, Mirjana en su cumpleaños y Jacov el día de Navidad.
Medjugorje es una aldea católica, circundada de aldeas ortodoxas y musulmanas. El término, de origen eslavo, significa “entre montañas”.
Es una aldea pobre, de terreno pedregoso apto para el cultivo de la vid y del tabaco. No hay corrientes de agua.
En la parroquia se encuentra una iglesia grande, dedicada a Santiago Apóstol y edificada entre 1937 y 1969. La iglesia, con sus dos campanarios, fue construida excesivamente amplia para su tiempo.

Los inicios

Todo empezó el 24 de junio de 1981 aproximadamente a las seis de la tarde. Los niños Ivanka Ivankovic de 15 años, Mirjana Dragicevic de 16, Vicka Ivankovic de 17, Ivan Dragicevic de 16, Ivan Ivankovic y Milka Pavlovic vieron a una mujer joven increíblemente bella, con un niño pequeño en brazos. No les dijo nada, pero les indicó con gestos que podían acercarse. Sorprendidos y asustados, tuvieron miedo de hacerlo, aunque pensaron inmediatamente que se trataba de la Virgen.
El 25 de junio, los chicos acordaron encontrarse en el mismo lugar donde la Virgen se había aparecido el día anterior, con la esperanza de verla de nuevo. De pronto vieron un destello de luz. Miraron hacia la colina y vieron a Nuestra Señora, esta vez sin el Niño. Estaba sonriente y gozosa y su belleza era indescriptible. Con sus manos les hizo señas para que se acercaran. Los niños se tomaron de las manos y subieron hasta Ella. Inmediatamente cayeron de rodillas y comenzaron a rezar el Padrenuestro, el Avemaría y el Gloria. Nuestra Señora oró con ellos, excepto cuando rezaron el Avemaría.
Después de rezar empezó a hablar con los chicos. Ivanka, antes que nadie, le preguntó acerca de su madre quien había muerto unos meses atrás. Mirjana le pidió a la Virgen que les diera un signo para mostrar a la gente que no estaban locos ni mentían, como algunos decían.
La Virgen finalmente abandonó a los niños con las palabras: “¡Dios esté con vosotros, ángeles míos!” Pero antes los niños le preguntaron si la verían al día siguiente, Ella respondió asintiendo con la cabeza. A partir de ese día, los chicos continuarían viendo a la Virgen diariamente.
Según los videntes, todo el encuentro fue indescriptible. Ese día, dos niños que formaban parte del grupo del día 24, no estaban: Ivan Ivankovic y Milka Pavlovic. En su lugar fueron otros dos: Marija Pavlovic y Jakov Colo.
Y desde entonces, según esos seis niños, la Virgen se les aparece regularmente. Milka Pavlovic e Ivan Ivankovic, que estuvieron presentes el primer día de las apariciones, no volvieron a ver más a la Virgen, aunque volvían al lugar de las apariciones con la esperanza de verla.

El tercer día, 26 de junio, los niños iban de camino al mismo lugar donde se les había aparecido la Virgen. Estaban muy contentos, aunque, la alegría se mezclaba con el temor al preguntarse cuál sería el resultado de todo aquello. Pero a pesar de todo, los niños sentían una fuerza interior que les empujaba a encontrarse con la Virgen.

De repente, mientras los niños se encontraban aún de camino, un resplandor apareció por tres veces. Para ellos, y para quienes les seguían, era una señal que indicaba la presencia de la Virgen. En ese tercer día, la Virgen se apareció todavía más arriba que en los días anteriores. De repente, la Virgen desapareció. Pero cuando los niños empezaron a rezar, acudió de nuevo. Estaba alegre y sonreía serenamente, y otra vez más, su belleza era irresistible.
Cuando los niños salieron de casa, algunas mujeres mayores les aconsejaron llevar agua bendita con ellos para asegurarse de que no se trataba del demonio. Cuando estuvieron con la Virgen, Vicka cogió el agua y la echó en dirección a la visión, diciendo: “Si tú eres nuestra Madre bendita, por favor quédate, y si no, aléjate de nosotros”. La Virgen sonrió al oír eso y se quedó con ellos. Entonces fue cuando Mirjana le preguntó su nombre, y la Virgen le respondió: “Soy la Bienaventurada Virgen María.”
Ese mismo día, bajando del Podbrdo, la Virgen se apareció nuevamente, esta vez sólo a Marija, diciendo: “Paz, paz, paz y sólo paz”. Detrás de ella, Marija pudo ver una cruz. Tras lo que la Virgen, con lágrimas, corroboró: “¡La paz debe reinar entre el hombre y Dios, y entre todos los pueblos!”.
Al día siguiente, 27 de junio, la Virgen se apareció tres veces a los niños. Esta vez, los niños le preguntaron muchas cosas, y la Virgen les respondió a todo. Para los sacerdotes, dio el siguiente mensaje: “Tienen que creer firmemente, y tienen que cuidar la fe del pueblo”. Nuevamente, Jakov y Mirjana pidieron una señal, porque la gente había empezado a acusarles de mentirosos o de estar bajo los efectos de las drogas. “No tengáis miedo de nada”, les contestó la Virgen.
Antes de despedirse, al preguntarle si volvería, dijo que lo haría. Bajando el Podbrdo, la Virgen se apareció una vez más para despedirse con estas palabras: “¡Que Dios esté con vosotros, mis ángeles, iros en paz!”.
El día 28 de junio, el quinto día, multitudes venidas de todos los rincones, iban agrupándose ya desde muy temprano. Hacia el mediodía, había unas quince mil personas. Ese mismo día fray Jozo Zovko, el párroco, interrogó a los niños sobre lo que habían visto y oído en los días anteriores.
A la hora de costumbre, la Virgen se apareció. Los niños rezaron con Ella, y Vicka, le preguntó: “Mi querida Señora, ¿qué quisieras de nosotros, y qué de nuestros sacerdotes?”. La Virgen le contestó: “La gente debe rezar y creer firmemente”. De los sacerdotes, dijo que debían ser fuertes en la fe, y ayudar a los demás a creer firmemente.
Ese día, la Virgen se apareció y se retiró varias veces. Una de las veces, los niños le preguntaron por qué no se aparecía en la parroquia, para que todo el mundo la pudiese ver. Contestó: “Bienaventurados aquellos que sin haber visto, han creído”.
Aunque la multitud les importunaba con sus preguntas y curiosidades, y el día era bochornoso y pesado, los niños se sentían como en el cielo.
El sexto día, 29 de junio, los niños fueron llevados a Mostar para un reconocimiento médico, tras el cual se diagnosticó que estaban “sanos”. El informe del médico jefe de servicio fue: ” No están locos los niños, sino la persona que los ha traído aquí.”
Ese día, en la colina de las apariciones, la multitud fue mayor que nunca. Tan pronto como los niños llegaron al lugar de siempre y empezaron a rezar, la Virgen se apareció. En esta ocasión, la Bienaventurada Virgen María les exhortó a tener fe, diciéndoles: “La gente debe creer firmemente y no tener miedo”.
Ese día, una doctora que iba siguiendo y observando a los niños durante la aparición, deseó tocar a la Virgen. Los niños guiaron su mano hasta el hombro de la Virgen, y sintió como un estremecimiento. La doctora, aunque era agnóstica, tuvo que reconocer: “Aquí, algo extraño está pasando”.
El mismo día, un niño llamado Daniel Setka, fue milagrosamente curado. Sus padres lo llevaron a Medjugorje, pidiendo su curación. La Virgen había prometido que se curaría si los padres rezaban, ayunaban y creían ferviertemente. Así pues, el niño fue sanado repentinamente.
El 30 de junio, dos chicas jóvenes propusieron a los videntes dar un paseo en coche. De hecho, su intención era llevarlos lejos de la zona, y retenerlos hasta que pasara el tiempo habitual de la aparición. Sin embargo, aunque los niños se encontraban bastante lejos del Podbrdo, en el momento de la aparición, ocurrió que una llamada interior les empujó a salir del coche. Tan pronto lo hicieron, y se pusieron a rezar, la Virgen se acercó hacia ellos, desde el Podbrdo, que en ese momento se encontraba a un kilómetro de distancia. Rezaron siete padrenuestros, siete avemarías y siete glorias. La trampa de aquellas jóvenes no surtió efecto.
Después de esto la policía empezó a poner trabas a los niños y a los peregrinos para subir al Podbrdo, el lugar de las apariciones. Y se prohibió, primero a los niños y luego a la multitud, subir a la montaña. La Virgen siguió apareciéndoseles en lugares escondidos, en sus casas y en el campo. Los niños ya tenían confianza y hablaban abiertamente con la Virgen, buscando ilusionadamente sus consejos, escuchando sus advertencias y mensajes.
De esta forma, los acontecimientos de Medjugorje continuaron hasta el 15 de enero de 1982.
Al mismo tiempo, el párroco empezó a acoger a los peregrinos en la iglesia, permitiéndoles participar en el Rosario y en la celebración de la Eucaristía. Los niños también rezaban allí su Rosario. Durante este período, alguna vez, la Virgen se apareció en la iglesia. Incluso, el mismo párroco, una vez mientras rezaba el Rosario, vio a la Virgen. Inmediatamente interrumpió la oración, y espontáneamente empezó a entonar un canto popular: “Lijepa si, lijepa Djevo Mario”;-”Oh, qué bella eres, Santísima Virgen María”. Toda la iglesia pudo percibir que algo fuera de lo común le ocurría. Luego declaró que la había visto. Y así, el que hasta entonces no sólo había dudado, sino que había estado en contra de las apariciones, se convirtió en defensor de los niños y de las apariciones, hasta el punto que ello le costó ser encarcelado.
A partir del 15 de enero de 1982, los niños vieron a la Virgen en una capilla lateral de la parroquia. El párroco lo preparó así por las dificultades e incluso peligros que nuevamente se presentaron. Previamente, los niños se aseguraron de que ello estaba de acuerdo con los deseos de la Virgen. De todas formas, debido a la prohibición del obispo diocesano, desde abril de 1985, los niños dejaron de usar el entorno de la iglesia como lugar de las apariciones. A partir de ese momento, tuvieron lugar en una sala de la casa parroquial.
Desde el principio de las apariciones hasta hoy, sólo ha habido cinco días en los que ninguno de los niños ha visto a la Virgen.
La Señora se ha presentado como la Reina de la Paz y de la Reconciliación. Viene para acercarnos al corazón de Dios mostrándonos el camino de la paz. Nos invita a todos a la santidad y para ello nos propone medios muy simples, al alcance de todos.
La Virgen ha prometido comunicar a cada uno de los videntes diez secretos. Hasta el día de hoy, tres de los videntes, Ivanka, Mirjana y Jackov han recibido sus diez secretos, y no reciben ya la aparición cotidiana, sino que una vez al año ven a la Santísima Virgen. En cambio, Vicka, Marija e Ivan, que sólo recibieron nueve secretos, continúan viéndola diaramente. Según Mirjana, que fue la primera en recibir los diez secretos, dichos secretos serán revelados al mundo por un franciscano, el P. Petar Ljubicic. Diez días antes del cumplimiento del secreto, la vidente y el franciscano ayunarán a pan y agua. El séptimo día, es decir tres días antes de su realización, Mirjana le revelará el secreto al franciscano, quien lo anunciará al mundo.
En julio de 1981, la Virgen prometió igualmente dejar un signo indestructible y visible sobre la colina de las apariciones.
El 25 de cada mes, la Virgen da a Marija un mensaje destinado al mundo entero. Ella lo escribe y se lo transmite a un franciscano de la parroquia de Santiago Apóstol. Posteriormente es traducido y publicado en distintos idiomas.
Desde 1987, la Virgen se aparece a Mirjana el día dos de cada mes y ora con ella por los no creyentes. Esta aparición está ahora abierta a todos. A veces la Santísima Virgen da allí un mensaje público.
Hasta el día de hoy más de treinta millones de peregrinos, incluyendo a sacerdotes, obispos y cardenales, han visitado Medjugorje.






24 de junio de 2015

24 DE JUNIO NACIMIENTO DE JUAN EL BAUTISTA

Hoy 24 de junio se celebra el nacimiento de Juan el Bautista, siendo el único santo cuya celebración se realiza el día de su nacimiento.-
Durante el reinado de Herodes vivía en Judea un sacerdote llamado Zacarías junto a su esposa Isabel.-
Ambos eran ya de edad muy avanzada y no habían podido tener hijos, lo cual según la tradición hebrea era visto como un signo de desagrado por parte de Dios.-
Un día mientras Zacarías oficiaba en el Templo, debió encender el incienso al Señor, según era la costumbre para la cual se dirigió dentro del Santuario, mientras el resto de la gente permanecía orando afuera en los patios.-
Una vez allí se le apareció un Ángel y le dijo: Tus oraciones han sido escuchadas Zacarías, tu esposa Isabel te dará un hijo y le pondrás por nombre Juan, será un gran servidor del Señor, pues estará lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre.-
Él abrirá el camino al Señor con el espíritu y poder del profeta Elías.- (recordemos que Juan el Bautista fue una encarnación anterior del Profeta Elías), el propio Maestro Jesús hará referencia a esto cuando sus discípulos le preguntan “No dicen los maestros de la Ley que Elías ha de venir primero? A lo que Jesús responde, eso ya lo sabemos el viene primero y deja todo reordenado, Yo les digo ya ha venido e hicieron con él todo lo que quisieron según ya estaba escrito” (Marcos Cap. 9 Versículos 11-13)
Pero Zacarías dudó de lo que el Ángel le decía y le preguntó:
¿Cómo puede ser esto si mi esposa y yo ya somos viejos?
El Ángel dijo: “Yo Soy Gabriel y he sido enviado para comunicarte esta buena noticia.-
Mis palabras se cumplirán a su debido tiempo pero tú no podrás hablar hasta que todo esto ocurra.-
Fue así que al salir del Santuario, Zacarías no podía hablar, por lo que todos pensaron que había tendido una visión.-
Al terminar el tiempo de su servicio en el Santuario, Zacarías regresó a su casa y tiempo después Isabel quedó embarazada.-
Seis meses más tarde el Arcángel Gabriel se le presentó a una joven vestal llamada María que vivía en Nazaret para anunciarle que ella daría a luz un niño, al tiempo que también le indica que su prima Isabel estaba embarazada a pesar de su avanzada edad.-
Entonces María decide ir a visitar a Isabel que vivía en una ciudad de los cerros de Judá la región de Judea, haciendo todo ese recorrido a pie.-
Se dice que cuando llega junto a Isabel y la saluda, ambos bebes se mueven dentro del vientre de su madre, e Isabel pronuncia lo que hoy conocemos como el Ave María “Bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre” a lo cual María responde con la oración que hoy conocemos como el Magnificat:
Mi alma canta la grandeza del Señor,
Mi Espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
Porque Él miró con bondad la pequeñez de su servidora;
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
Porque el Todopoderoso ha hecho en mi grandes cosas,
¡Su nombre es Santo! Su Misericordia se extiende
de generación en generación sobre aquellos que le temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los poderosos de sus trono, y elevó a los humildes.-
Colmó de bienes a los hambrientos, y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, Su servidor, acordándose de Su Misericordia,
como prometió a nuestros padres, en favor de Abrahan.-

Finalmente nace Juan el Bautista y al octavo día al momento de cumplir con el rito de la circuncisión iban a llamar al pequeño Zacarías igual que su padre, según era la costumbre, pero Zacarías por medio de señas pide una tablilla y escribe en ella Su nombre es Juan y en ese preciso momento recupera el habla como el Arcángel Gabriel le había dicho.-

De la niñez y primeros años de juventud de Juan el Bautista no se conoce nada, se presume que al morir sus padres debió irse al desierto.-

Lo que sí se sabe es que comenzó su prédica en el desierto de Judea, alrededor de los 30 años de edad que se vestía con piel de camello y se alimentaba con langostas y miel silvestre y que venían a escucharlo de todas las regiones del Jordán allí los confesaba y los bautizaba en el Río Jordán.-

El desierto de Judea era una vasta región, situada al norte del Mar Muerto, justo donde desemboca el Río Jordán. Puede resultar extraño que el valle de un río sea llamado desierto, pero hay que tener en cuenta que ese último tramo del Jordán, antes de desembocar en el Mar Muerto, es una zona donde no llueve casi nunca, el suelo es infértil y ofrece al visitante un aspecto árido y desolado.

En la región de Betania, al otro lado del Río Jordán, era donde Juan bautizaba.-

Es importante aclarar que en tiempos de Jesús, habían dos regiones denominadas Betania; una cerca del Monte de los Olivos a tres kilómetros de Jerusalén y la otra al otro lado del Río Jordán que era un pequeño caserío ubicado a trescientos metros de uno de los brazos del Río Jordán y a quince kilómetros al norte del Mar Muerto, Justo a la altura de Jericó.

El sitio elegido por Juan para bautizar, era muy apropiado, porque allí podía encontrar un gran público.
Por ese lugar pasaba la antigua carretera comercial que, partiendo de Jerusalén (en el oeste), llegaba a Jericó, luego atravesaba el río, y continuaba hacia el este del Jordán. Por lo tanto, diariamente llegaba al lugar un gran número de viajeros y comerciantes, con sus productos y mercancías, que buscaban cruzar el río.

Juan entonces aprovechaba el nutrido tráfico de negociantes ricos, para apelar a sus conciencias e invitarlos a la solidaridad.
También allí, por ser el límite internacional del país, había cobradores de impuestos y aduanas, a los que Juan aconsejaba no exigir dinero de más. Y no faltaban los soldados que vigilaban la frontera, a quienes los exhortaba a no enriquecerse ilícitamente en sus acciones militares

Muchos judíos que pasaban por la zona no querían escucharlo, diciendo que ellos, por ser descendientes de Abraham, ya estaban salvados, pero Juan, señalando las piedras que había alrededor, les contestaba: "Raza de víboras, conviértanse. No anden diciendo: "Somos hijos de Abraham ", porque les aseguro que Dios puede sacar de estas piedras hijos de Abraham"

Ni siquiera el gobernador de la región se salvó de las críticas del Bautista. Un día en que lo vio pasar por allí con su caravana, le censuró públicamente su indecente matrimonio con la mujer de su hermano.

Cuando Juan terminaba de hablar, a quienes se comprometían a cambiar de vida los invitaba a bautizarse en el río.

Juan el Precursor, como se le llama a veces, cumplió la profecía de su padre que decía que prepararía el camino para la llegada del Mesías.
Mucha gente acudió a él para bautizarse en el río Jordán y creían que debía ser el Mesías, pero Juan les decía: Después de mí viene uno más poderoso que yo. Un hombre cuyas sandalias no soy digno de tocar. Yo os bautizo con agua, pero él os bautizará con el Espíritu Santo».

Un día Jesús fue al río Jordán para que Juan lo bautizara. Cuando Juan vio acercarse a Jesús, supo con certeza que el hombre que se encontraba frente a él era aquel cuya llegada había anunciado. «Mirad el Cordero de Dios que quitará los pecados del mundo», dijo. Entonces intentó evitar que Jesús se le acercara diciendo: «Soy yo quien necesito ser bautizado por ti. ¿Por qué vienes a mí?». Jesús sólo respondió que era necesario.

Jesús se bautizó, no por sus culpas personales, porque no las tenía, sino por pertenecer a un pueblo pecador y ser miembro de una comunidad que había cometido injusticias. No reconoció tener conciencia de culpa, sino conciencia de formar parte de la comunidad pecadora que fue a bautizarse ese día.

Después del bautismo, Jesús se levantó y caminó hacía la orilla del río. El cielo se abrió y Juan vio como el Espíritu de Dios descendía en forma de paloma para iluminar a Jesús. Se oyó una voz que decía: «Este es mi Hijo amado; en él me complazco».

En esa época, Galilea estaba gobernada por Herodes de Antípodas, el hijo de Herodes el Grande. Juan el Bautista había hablado en contra de él condenándolo por haberse casado con la mujer de su hermano, llamada Herodías.

Ella por su parte, estaba furiosa por la declaración pública de Juan el Bautista y quería que lo mataran, pero Herodes de Antípodas tenía miedo, conocía la reputación de Juan como hombre santo y solamente hizo que le arrestaran y encarcelaran.

Pero la ocación propicia se dio durante el cumpleaños de Herodes, este realizó un gran banquete para los nobles de su corte y fue durante el mismo que la hija de Herodías, Salomé, bailó la danza de los “Siete Velos”.

A Herodes le gustó tanto que prometió darle aquello que le pidiera.

Entonces la joven habló con su madre y volviéndose hacia Herodes le dijo que quería la cabeza de Juan el Bautista.

Incapaz de no cumplir con su palabra, Herodes envió a uno de sus soldados a la prisión con órdenes de volver con la cabeza de Juan.

Poco después trajeron la cabeza del profeta en un plato y se la presentaron a Salomé, quién a su vez se la entregó a su madre.-

Cuando los discípulos de Juan lo supieron fueron a recoger su cuerpo y lo pusieron en una tumba.

Juan el Precursor había pagado el precio de decir la verdad sobre las autoridades.









14 de junio de 2015

LA LEYENDA DEL LLAMADOR DE ÁNGELES

Un llamador de ángeles es una esfera redonda de plata que emite un sonido armonioso cuando es agitada.

Una leyenda le otorga la facultad de proteger y favorecer el bienestar a quien lo posee.
Se lleva a modo de colgante en el cuello, aunque también puede ser ubicado en el hogar, preferiblemente en una puerta, porque al abrir y cerrar la misma provocaremos que el llamador de ángeles se mueva y haga sonar su armonía, en la cuna de un bebé para proteger su sueño.

Los llamadores de ángeles producen un sonido armonioso y agradable, como el de unas campanillas, que según la tradición y leyenda, es un sonido que avisa a nuestro Ángel Guía, el “Ángel de la Guarda”, de quien siempre necesitamos su presencia.

A los ángeles de la guarda les encanta este sonido, porque transmiten vibraciones metálicas y gráciles, pero si además de esto es utilizado por una persona, los ángeles reciben un mensaje que les informa de que están siendo llamados por alguien al que aman y deben proteger.

Existen muchas leyendas sobre la historia y los orígenes de estos llamadores de ángeles, pero probablemente la más hermosa de todas sea la siguiente leyenda celta:

Hace miles de años, los humanos vivían en contacto directo con sus Ángeles Guías o Ángeles de la Guarda, cuando los seres humanos dejaron de ver a los Ángeles debido al velo de Maya, los Ángeles, apenados por la pérdida de la compañía de los humanos, , obsequiaron a éstos con colgantes esféricos de plata pura que, al agitarlos, sonaban como campanillas.”

Estas esferas eran un símbolo de protección. Los Ángeles se despidieron de los humanos y les explicaron que, aunque ya no los volverían a ver, si se sentían en peligro, desprotegidos o simplemente tristes, sólo necesitaban agitar la esfera, ya que, cuando escuchara su sonido, el Ángel Guía -Ángel Guardián- de cada uno, acudiría en su ayuda o compañía.”

Los Ángeles pusieron una condición: el colgante sería de uso exclusivo y personal, pues todos tenían un sonido propio y reconocible por cada Ángel Guía -Ángel de la Guarda-, y este ángel no puede ser prestado a otra persona.

También explicaron a los humanos que el mismo colgante podía ser utilizado por una madre y su bebe mientras éste se encuentra en gestación, ya que en este estado, ambos comparten un Ángel Guía.

Una vez que el bebé hubiera visto la luz, la madre debía decidir si el colgante se utilizaba para su protección o para la de su hijo recién nacido”.