Durante
casi 30 años en Medjugorje, una ciudad de Bosnia-Herzegovina, seis
videntes afirman que la Santísima Virgen, la “Gospa”, se les
aparece todos los días, desde el 24 de junio de 1981.
Vicka
Ivankovic, Marija Pavlovic e Ivan Dragicevic aún la ven diariamente,
en cambio Ivanka Ivankovic, Mirjana Dragicevic y Jacov Colo, la ven
una vez al año,
Ivanka
en el aniversario de las apariciones, Mirjana en su cumpleaños y
Jacov el día de Navidad.
Medjugorje
es una aldea católica, circundada de aldeas ortodoxas y musulmanas.
El término, de origen eslavo, significa “entre montañas”.
Es
una aldea pobre, de terreno pedregoso apto para el cultivo de la vid
y del tabaco. No hay corrientes de agua.
En
la parroquia se encuentra una iglesia grande, dedicada a Santiago
Apóstol y edificada entre 1937 y 1969. La iglesia, con sus dos
campanarios, fue construida excesivamente amplia para su tiempo.
Los inicios
Todo
empezó el 24 de junio de 1981 aproximadamente a las seis de la
tarde. Los niños Ivanka Ivankovic de 15 años, Mirjana Dragicevic de
16, Vicka Ivankovic de 17, Ivan Dragicevic de 16, Ivan Ivankovic y
Milka Pavlovic vieron a una mujer joven increíblemente bella, con un
niño pequeño en brazos. No les dijo nada, pero les indicó con
gestos que podían acercarse. Sorprendidos y asustados, tuvieron
miedo de hacerlo, aunque pensaron inmediatamente que se trataba de la
Virgen.
El
25 de junio, los chicos acordaron encontrarse en el mismo lugar donde
la Virgen se había aparecido el día anterior, con la esperanza de
verla de nuevo. De pronto vieron un destello de luz. Miraron hacia la
colina y vieron a Nuestra Señora, esta vez sin el Niño. Estaba
sonriente y gozosa y su belleza era indescriptible. Con sus manos les
hizo señas para que se acercaran. Los niños se tomaron de las manos
y subieron hasta Ella. Inmediatamente cayeron de rodillas y
comenzaron a rezar el Padrenuestro, el Avemaría y el Gloria. Nuestra
Señora oró con ellos, excepto cuando rezaron el Avemaría.
Después
de rezar empezó a hablar con los chicos. Ivanka, antes que nadie, le
preguntó acerca de su madre quien había muerto unos meses atrás.
Mirjana le pidió a la Virgen que les diera un signo para mostrar a
la gente que no estaban locos ni mentían, como algunos decían.
La
Virgen finalmente abandonó a los niños con las palabras: “¡Dios
esté con vosotros, ángeles míos!” Pero antes los niños le
preguntaron si la verían al día siguiente, Ella respondió
asintiendo con la cabeza. A partir de ese día, los chicos
continuarían viendo a la Virgen diariamente.
Según
los videntes, todo el encuentro fue indescriptible. Ese día, dos
niños que formaban parte del grupo del día 24, no estaban: Ivan
Ivankovic y Milka Pavlovic. En su lugar fueron otros dos: Marija
Pavlovic y Jakov Colo.
Y
desde entonces, según esos seis niños, la Virgen se les aparece
regularmente. Milka Pavlovic e Ivan Ivankovic, que estuvieron
presentes el primer día de las apariciones, no volvieron a ver más
a la Virgen, aunque volvían al lugar de las apariciones con la
esperanza de verla.
El tercer día, 26 de junio, los niños iban de camino al mismo lugar donde se les había aparecido la Virgen. Estaban muy contentos, aunque, la alegría se mezclaba con el temor al preguntarse cuál sería el resultado de todo aquello. Pero a pesar de todo, los niños sentían una fuerza interior que les empujaba a encontrarse con la Virgen.
De
repente, mientras los niños se encontraban aún de camino, un
resplandor apareció por tres veces. Para ellos, y para quienes les
seguían, era una señal que indicaba la presencia de la Virgen. En
ese tercer día, la Virgen se apareció todavía más arriba que en
los días anteriores. De repente, la Virgen desapareció. Pero cuando
los niños empezaron a rezar, acudió de nuevo. Estaba alegre y
sonreía serenamente, y otra vez más, su belleza era irresistible.
Cuando
los niños salieron de casa, algunas mujeres mayores les aconsejaron
llevar agua bendita con ellos para asegurarse de que no se trataba
del demonio. Cuando estuvieron con la Virgen, Vicka cogió el agua y
la echó en dirección a la visión, diciendo: “Si tú eres nuestra
Madre bendita, por favor quédate, y si no, aléjate de nosotros”.
La Virgen sonrió al oír eso y se quedó con ellos. Entonces fue
cuando Mirjana le preguntó su nombre, y la Virgen le respondió:
“Soy la Bienaventurada Virgen María.”
Ese
mismo día, bajando del Podbrdo, la Virgen se apareció nuevamente,
esta vez sólo a Marija, diciendo: “Paz, paz, paz y sólo paz”.
Detrás de ella, Marija pudo ver una cruz. Tras lo que la Virgen, con
lágrimas, corroboró: “¡La paz debe reinar entre el hombre y
Dios, y entre todos los pueblos!”.
Al
día siguiente, 27 de junio, la Virgen se apareció tres veces a los
niños. Esta vez, los niños le preguntaron muchas cosas, y la Virgen
les respondió a todo. Para los sacerdotes, dio el siguiente mensaje:
“Tienen que creer firmemente, y tienen que cuidar la fe del
pueblo”. Nuevamente, Jakov y Mirjana pidieron una señal, porque la
gente había empezado a acusarles de mentirosos o de estar bajo los
efectos de las drogas. “No tengáis miedo de nada”, les contestó
la Virgen.
Antes
de despedirse, al preguntarle si volvería, dijo que lo haría.
Bajando el Podbrdo, la Virgen se apareció una vez más para
despedirse con estas palabras: “¡Que Dios esté con vosotros, mis
ángeles, iros en paz!”.
El
día 28 de junio, el quinto día, multitudes venidas de todos los
rincones, iban agrupándose ya desde muy temprano. Hacia el mediodía,
había unas quince mil personas. Ese mismo día fray Jozo Zovko, el
párroco, interrogó a los niños sobre lo que habían visto y oído
en los días anteriores.
A
la hora de costumbre, la Virgen se apareció. Los niños rezaron con
Ella, y Vicka, le preguntó: “Mi querida Señora, ¿qué quisieras
de nosotros, y qué de nuestros sacerdotes?”. La Virgen le
contestó: “La gente debe rezar y creer firmemente”. De los
sacerdotes, dijo que debían ser fuertes en la fe, y ayudar a los
demás a creer firmemente.
Ese
día, la Virgen se apareció y se retiró varias veces. Una de las
veces, los niños le preguntaron por qué no se aparecía en la
parroquia, para que todo el mundo la pudiese ver. Contestó:
“Bienaventurados aquellos que sin haber visto, han creído”.
Aunque
la multitud les importunaba con sus preguntas y curiosidades, y el
día era bochornoso y pesado, los niños se sentían como en el
cielo.
El
sexto día, 29 de junio, los niños fueron llevados a Mostar para un
reconocimiento médico, tras el cual se diagnosticó que estaban
“sanos”. El informe del médico jefe de servicio fue: ” No
están locos los niños, sino la persona que los ha traído aquí.”
Ese
día, en la colina de las apariciones, la multitud fue mayor que
nunca. Tan pronto como los niños llegaron al lugar de siempre y
empezaron a rezar, la Virgen se apareció. En esta ocasión, la
Bienaventurada Virgen María les exhortó a tener fe, diciéndoles:
“La gente debe creer firmemente y no tener miedo”.
Ese
día, una doctora que iba siguiendo y observando a los niños durante
la aparición, deseó tocar a la Virgen. Los niños guiaron su mano
hasta el hombro de la Virgen, y sintió como un estremecimiento. La
doctora, aunque era agnóstica, tuvo que reconocer: “Aquí, algo
extraño está pasando”.
El
mismo día, un niño llamado Daniel Setka, fue milagrosamente curado.
Sus padres lo llevaron a Medjugorje, pidiendo su curación. La Virgen
había prometido que se curaría si los padres rezaban, ayunaban y
creían ferviertemente. Así pues, el niño fue sanado
repentinamente.
El
30 de junio, dos chicas jóvenes propusieron a los videntes dar un
paseo en coche. De hecho, su intención era llevarlos lejos de la
zona, y retenerlos hasta que pasara el tiempo habitual de la
aparición. Sin embargo, aunque los niños se encontraban bastante
lejos del Podbrdo, en el momento de la aparición, ocurrió que una
llamada interior les empujó a salir del coche. Tan pronto lo
hicieron, y se pusieron a rezar, la Virgen se acercó hacia ellos,
desde el Podbrdo, que en ese momento se encontraba a un kilómetro de
distancia. Rezaron siete padrenuestros, siete avemarías y siete
glorias. La trampa de aquellas jóvenes no surtió efecto.
Después
de esto la policía empezó a poner trabas a los niños y a los
peregrinos para subir al Podbrdo, el lugar de las apariciones. Y se
prohibió, primero a los niños y luego a la multitud, subir a la
montaña. La Virgen siguió apareciéndoseles en lugares escondidos,
en sus casas y en el campo. Los niños ya tenían confianza y
hablaban abiertamente con la Virgen, buscando ilusionadamente sus
consejos, escuchando sus advertencias y mensajes.
De
esta forma, los acontecimientos de Medjugorje continuaron hasta el 15
de enero de 1982.
Al
mismo tiempo, el párroco empezó a acoger a los peregrinos en la
iglesia, permitiéndoles participar en el Rosario y en la celebración
de la Eucaristía. Los niños también rezaban allí su Rosario.
Durante este período, alguna vez, la Virgen se apareció en la
iglesia. Incluso, el mismo párroco, una vez mientras rezaba el
Rosario, vio a la Virgen. Inmediatamente interrumpió la oración, y
espontáneamente empezó a entonar un canto popular: “Lijepa si,
lijepa Djevo Mario”;-”Oh, qué bella eres, Santísima Virgen
María”. Toda la iglesia pudo percibir que algo fuera de lo común
le ocurría. Luego declaró que la había visto. Y así, el que hasta
entonces no sólo había dudado, sino que había estado en contra de
las apariciones, se convirtió en defensor de los niños y de las
apariciones, hasta el punto que ello le costó ser encarcelado.
A
partir del 15 de enero de 1982, los niños vieron a la Virgen en una
capilla lateral de la parroquia. El párroco lo preparó así por las
dificultades e incluso peligros que nuevamente se presentaron.
Previamente, los niños se aseguraron de que ello estaba de acuerdo
con los deseos de la Virgen. De todas formas, debido a la prohibición
del obispo diocesano, desde abril de 1985, los niños dejaron de usar
el entorno de la iglesia como lugar de las apariciones. A partir de
ese momento, tuvieron lugar en una sala de la casa parroquial.
Desde
el principio de las apariciones hasta hoy, sólo ha habido cinco días
en los que ninguno de los niños ha visto a la Virgen.
La
Señora se ha presentado como la Reina de la Paz y de la
Reconciliación. Viene para acercarnos al corazón de Dios
mostrándonos el camino de la paz. Nos invita a todos a la santidad y
para ello nos propone medios muy simples, al alcance de todos.
La
Virgen ha prometido comunicar a cada uno de los videntes diez
secretos. Hasta el día de hoy, tres de los videntes, Ivanka, Mirjana
y Jackov han recibido sus diez secretos, y no reciben ya la aparición
cotidiana, sino que una vez al año ven a la Santísima Virgen. En
cambio, Vicka, Marija e Ivan, que sólo recibieron nueve secretos,
continúan viéndola diaramente. Según Mirjana, que fue la primera
en recibir los diez secretos, dichos secretos serán revelados al
mundo por un franciscano, el P. Petar Ljubicic. Diez días antes del
cumplimiento del secreto, la vidente y el franciscano ayunarán a pan
y agua. El séptimo día, es decir tres días antes de su
realización, Mirjana le revelará el secreto al franciscano, quien
lo anunciará al mundo.
En
julio de 1981, la Virgen prometió igualmente dejar un signo
indestructible y visible sobre la colina de las apariciones.
El
25 de cada mes, la Virgen da a Marija un mensaje destinado al mundo
entero. Ella lo escribe y se lo transmite a un franciscano de la
parroquia de Santiago Apóstol. Posteriormente es traducido y
publicado en distintos idiomas.
Desde
1987, la Virgen se aparece a Mirjana el día dos de cada mes y ora
con ella por los no creyentes. Esta aparición está ahora abierta a
todos. A veces la Santísima Virgen da allí un mensaje público.
Hasta
el día de hoy más de treinta millones de peregrinos, incluyendo a
sacerdotes, obispos y cardenales, han visitado Medjugorje.
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