Este blog, fue creado con profundo amor y está dedicado a los Mensajeros de Dios, la Hueste Angélica, que a cada momento de nuestra vida nos rodean, protegen y guían con su infinito Amor.-

7 de octubre de 2015

NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO 07 DE OCTUBRE

NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

El Rosario es una serie de 150 avemarías repartidas en decenas; cada una de las cuales comienza por un padrenuestro y termina con un gloria.

Los fieles honran durante el rosario a Cristo y a su Santísima Madre y meditan sobre los quince principales misterios de la vida de ambos.-

Si se sigue la propuesta del papa Juan Pablo II, se debe agregar a estos quince los cinco «misterios de la luz», que añade al conjunto cinco aspectos «sacramentales» (el bautismo de Jesús, las Bodas de Caná, la proclamación del Reino, la Transfiguración y la institución de la Eucaristía).

Precisamente ese rezo es un método fácil y adaptable a toda clase de personas, aun a las menos instruidas, y una excelente manera de ejercitar los actos más sublimes de fe y contemplación.

Todo el Evangelio está contenido en el padrenuestro, la oración que el Señor nos enseñó, y quienes lo han penetrado a fondo no pueden cansarse de repetirlo; en cuanto al avemaría, toda ella está centrada en el misterio de la Encarnación y es la oración más apropiada para honrar dicho misterio.

Aunque en el avemaría hablamos directamente a la Santísima Virgen e invocamos su intercesión, esa oración es sobre todo una alabanza y una acción de gracias a su Hijo por la infinita misericordia que nos mostró al encarnarse.
San Pío V ordenó en 1572 que se conmemorase anualmente a Nuestra Señora de las Victorias para obtener la misericordia de Dios sobre su Iglesia, para agradecerle sus innumerables beneficios y, en particular, para darle gracias por haber salvado a la cristiandad del dominio de los turcos en la victoria de Lepanto (1571).

Aquel triunfo fue una especie de respuesta directa del cielo a las oraciones y procesiones del rosario, organizadas por las cofradías de Roma, en el momento en que se libraba la batalla.

Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el del Rosario y determinó que se celebrase el primer domingo de octubre (día en que se había ganado la batalla).

El 5 de agosto de 1716, día de la fiesta de la dedicación de Santa María la Mayor, los cristianos, mandados por el príncipe Eugenio, infligieron otra importante derrota a los turcos en Peterwardein de Hungría.
Con ese motivo, el Papa Clemente XI extendió a toda la Iglesia de Occidente la fiesta del Santo Rosario.

Actualmente se celebra el 7 de octubre, día en que se ganó la batalla de Lepanto; pero los dominicos siguen celebrándola el primer domingo del mes.

Según la tradición dominicana, ratificada por muchos Pontífices, Santo Domingo fue quien dio al rosario su forma actual, cuando obedeció al pie de la letra las instrucciones que le dio la Santísima Virgen en una visión.

La verdad de aquel suceso fue puesta en duda por primera vez hace dos siglos y, desde entonces, la controversia se ha entablado una y otra vez.

Ya se sabe que el uso de objetos similares al rosario para ayudar a la memoria a llevar la cuenta es muy antiguo y anterior a la época de Santo Domingo.

Por no citar más que un ejemplo, los monjes de Oriente emplean una especie de rosario de cien cuentas o perlas dispuestas de modo muy diferente al nuestro y que no tiene nada que ver con el que nosotros rezamos.

Por otra parte, está fuera de duda que en el siglo XIII se acostumbraba ya en todo el Occidente repetir cierto número de padrenuestros o avemarías (con frecuencia 150, que es el número de los salmos) y llevar la cuenta por medio de sartas de cuentecillas.

Ninguna de las historias del rosario anteriores al siglo XV hace mención de Santo Domingo y, durante los dos siglos siguientes, ni siquiera los dominicos estaban de acuerdo en la manera de definir el papel desempeñado por el Santo fundador.
Ninguna de sus biografías primitivas habla del rosario y los primeros documentos de la orden, aun los que se refirieron a los métodos de oración, tampoco lo mencionan. Además, la iconografía dominicana, desde los frescos de Fra Angélico hasta la suntuosa tumba de Santo Domingo en Bolonia (terminada en 1532), no ofrece vestigios del rosario.

En vista de los hechos que acabamos de enumerar, la opinión actual sobre el origen del rosario es muy diferente de la que prevalecía en el siglo XVI. Dom Luis Gougaud escribía en 1922 que «los diferentes elementos que componen la devoción católica conocida ordinariamente con el nombre de rosario, son el producto de un desarrollo gradual y prolongado, de una evolución que comenzó antes de la época de Santo Domingo, continuó sin que el Santo influyese en ella y tomó su forma definitiva varios siglos después de su muerte».

El P. Gettino, O.P., opina que Santo Domingo puede considerarse como el creador de la devoción del rosario, porque popularizó la práctica de rezar una serie de avemarías, aunque no fijó su número ni determinó la inserción de los padrenuestros.

Por su parte, el P. Beda Jarret, O.P., afirma enfáticamente que el rosario inventado por Santo Domingo no era, propiamente hablando, «una devoción o fórmula de oración sino un método de predicación».


Pero, aunque tal vez haya que abandonar la idea de que Santo Domingo inventó y propagó la devoción del rosario, no por ello deja ésta de estar íntimamente relacionada con los dominicos, ya que fueron ellos quienes le dieron la forma que tiene actualmente y durante varios siglos la han predicado en todo el mundo. Ello ha sido una fuente de bendiciones para innumerables almas y ha producido una corriente incesante de oraciones que se elevan a Dios.

No hay cristiano, por simple e iletrado que sea, que no pueda rezar el rosario. Y dicha devoción puede ser el vehículo de la más alta contemplación y de la oración más sencilla.

Todo cristiano está familiarizado con la idea de que, siendo el rosario una verdadera fuente de gracias, es muy natural que la Iglesia le consagre una fiesta.

En Montevideo, la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario y Santo Domingo se encuentra en la Calle Dr. Mario Cassinoni 1337 esquina José Enrique Rodó, el el barrio del Cordón.-










No hay comentarios: